Primer paso
El primer paso es determinar si se trata de una enfermedad aguda o crónica. En el caso de una enfermedad aguda es más que probable que el animal necesite la Sal de Schüssler nº3, Ferrum phosphoricum, que es la sal de los procesos agudos y la sal para el primer estadio de la inflamación. Por tanto, es recomendable añadirla al protocolo de tratamiento.
Para el resto de situaciones (enfermedades crónicas o de larga duración, convalecencias, profilaxis,…) hay que pasar al siguiente paso, aunque hay cuatro sales que debido a su acción, son más adecuadas en las enfermedades crónicas y por eso merece la pena tenerlas en cuenta. Estas son:
- Sal de Schüssler nº6, Kalium sulfuricum
- Sal de Schüssler nº10, Natrium sulfuricum
- Sal de Schüssler nº11, Silicea
- Sal de Schüssler nº12, Calcium sulfuricum
Por tanto, cuando su animal tenga una afección que dura mucho tiempo, considere siempre estas sales. Algunos terapeutas incluyen la sal nº6, Kalium sulfuricum siempre cuando hay una cronicidad.
Segundo paso
Pregúntese en qué órgano o tejido su animal tiene el problema y elija la sal afín a ese tejido.
- Si el problema está en los huesos, le daremos la sal nº1
- Si está en la piel, la sal nº6
- Si está en el aparato digestivo, la sal nº10
- Si está en los riñones, la sal nº9
- Si está en el hígado, la sal nº6
Tercer paso
Mire cuál es la función que está alterada o la fisiología del síntoma y busque la sal correspondiente. Por ejemplo, si tiene un absceso que supura pus le daremos la sal nº11 o si tiene un resfriado con mocos blancos le daremos la sal nº4.
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